3/10/2014

Mi tributo a Manuel Avendaño en su partida a la patria celestial


Manuel Avendaño entregó los últimos 37 años de su vida a servir al Señor a tiempo completo a través de la Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo. Tuve el privilegio de conocerlo y compartir muchos años de ministerio juntos. Durante su entrenamiento como coordinador, junto con su esposa, fueron nuestros adiestrandos. Durante el tiempo que servimos como directores nacionales de El Salvador, tuvimos el privilegio de trabajar como miembros del mismo equipo. Compartimos casi 10 años de trabajo diario, viendo la mano de Dios haciendo cosas extraordinarias en el ministerio salvadoreño. Compartimos muchísimo como amigos, compañeros y colaboradores.

En diciembre del 2013, le diagnosticaron cáncer en el estómago y páncreas. Falleció el 6 de Marzo recién pasado.

Este es un resumen de mi mensaje durante su funeral.

Hay cuatro palabras que me ayudan a describir la vida de Manuel. 

1. Soldado
Manuel nunca tuvo otro trabajo más que servir al Señor a tiempo completo. Desde que se encontró con Jesús a los 17 años, se convirtió en un soldado, dispuesto a hacer lo que fuera necesario para cumplir la gran comisión. 

Si Manuel tuvo un defecto, era que no descansaba. Siempre estaba sirviendo a alguien, compartiendo las cuatro leyes, discipulando a un grupo, etc. Totalmente enfocado en servir a su Comandante General.

2. Tim 2:2-4 
Comparte nuestros sufrimientos, como buen soldado de Cristo Jesús. Ningún soldado que quiera agradar a su superior se enreda en cuestiones civiles.

2 Timoteo 2:11-13
Este mensaje es digno de crédito: Si morimos con él, también viviremos con él; si resistimos, también reinaremos con él. Si lo negamos, también él nos negará;
si somos infieles, él sigue siendo fiel, ya que no puede negarse a sí mismo.

2. Salvo
¿Por qué Manuel dedicó su vida a servir a Jesús por tantos años y con tantos sacrificios? Porque había experimentado la salvación que Cristo ganó en la cruz para él. Descubrió que esta salvación era lo mejor que le había pasado en su vida. Por lo tanto, lo mejor que podía hacer por otros era ayudarles a encontrar esta salvación a través de una relación personal con Jesús.

De este lado de la eternidad, nunca sabremos cuántas personas estarán en el cielo por causa del trabajo de Manuel. Yo personalmente conozco a decenas de personas que ahora son salvos porque Manuel les compartió las buenas nuevas del evangelio.

(En la vela y el funeral, decenas de personas dieron testimonio cómo Manuel les compartió de Jesús, les ayudó a volver a la iglesia, los conectó con el movimiento, los reclutó para la gran comisión, etc.)

Isaías 45:22-25
»Vuelvan a mí y sean salvos, todos los confines de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay ningún otro. He jurado por mí mismo, con integridad he pronunciado una palabra irrevocable: Ante mí se doblará toda rodilla, y por mí jurará toda lengua. Ellos dirán de mí:"Sólo en el SEÑOR están la justicia y el poder."» Todos los que contra él se enfurecieron ante él comparecerán y quedarán avergonzados. Pero toda la descendencia de Israel será vindicada y exaltada en el SEÑOR.

Juan 3:16,17
»Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.

Hechos 16:31
- Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos- le contestaron.

¿Salvo de qué?
1. De la condenación eterna. Porque la paga del pecado es la muerte...
2. De una vida presente sin Dios
3. De una existencia sin esperanza, una vida al azar
4. De vivir solo para si mismo
5. De la esclavitud al pecado

3. Seguro
Pocas veces vi a Manuel atribulado. Creo que temprano en su vida cristiana descubrió cuál es la fuente de la verdadera seguridad: morar bajo la sombre del Altísimo! 

La vida de un misionero está llena de momentos difíciles, decepciones, problemas económicos, etc. Pero Manuel estaba bien sembrado en la roca. Tenía un refugio donde no llegaban las tormentas. 

Esta seguridad que era una realidad en su vida le permitió ser un hombre alegre, que siempre tenía una sonrisa, un chiste, una broma en sus labios. Siempre estaba contando historias sobre algún incidente de su larga vida ministerial. Siempre ponía la vida y alegría en todas las reuniones.

Vivió seguro de su relación personal con Dios y su destino eterno.

Jeremías 32:40-41
Haré con ellos un pacto eterno: Nunca dejaré de estar con ellos para mostrarles mi favor; pondré mi temor en sus corazones, y así no se apartarán de mí. Me regocijaré en favorecerlos, y con todo mi corazón y con toda mi alma los plantaré firmemente en esta tierra.

Salmos 18:2
El SEÑOR es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite!

Salmos 31:3
Guíame, pues eres mi roca y mi fortaleza, dirígeme por amor a tu nombre.

Salmos 62:7
Dios es mi salvación y mi gloria; es la roca que me fortalece; ¡mi refugio está en Dios!

4. Satisfecho
Hace un mes, a principios de Febrero, estuve en El Salvador y visité a Manuel en el hospital donde estaba recibiendo la segunda dosis de quimioterapia. Le pregunté cómo se sentía y me dijo: "Estamos orando para que Dios me sane. Pero el el Señor escoge llevarme, estoy listo."

Estaba listo para encontrarse con su creador. No tenía deudas con nadie, había vivido su vida al máximo. Tenía muy buena relación con su esposa e hijos. Todos estaban listos para aceptar la voluntad de Dios. 

Cristo era su mayor fuente de satsfacción. No su familia, trabajo, misión o aun los resultados tan positivos que veía en el ministerio. 

Salmos 90:14
Sácianos de tu amor por la mañana, y toda nuestra vida cantaremos de alegría.

Filipenses 3:7-11
Sin embargo, todo aquello que para mí era ganancia, ahora lo considero pérdida por causa de Cristo. Es más, todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo y encontrarme unido a él. No quiero mi propia justicia que procede de la ley, sino la que se obtiene mediante la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios, basada en la fe. Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte. Así espero alcanzar la resurrección de entre los muertos.

Hoy, nosotros también podemos experimentar estas cuatro experiencias que vivió Manuel:

Soldado: involúcrate en la gran comisión. Sigamos las pisadas de este gran soldado del Reino de Dios, continuemos la obra que él comenzó. Hay 116,000 universitarios en El Salvador. Todos necesitan escuchar de Jesús. 

En la Cruzada te abrimos la puerta para que te involucres en la gran comisión. 

Salvo: puedes ser salvo hoy mismo invitando a Jesús a entrar a tu vida. Es el comienzo de una relación para toda la eternidad.

Hacer oración de salvación.

Seguro: Hoy mismo puedes estar seguro de tu salvación, de tu destino eterno y de escoger vivir para el Señor. Él es la única y verdadera fuente de salvación y satisfacción personal. Solo en Jesús podemos estar completamente seguros.

En un país inseguro, todos necesitamos un mínimo de seguridad. La mejor y verdadera seguridad proviene de estar anclado en la roca que es Jesús. Des estar bajo sus alas...

Satisfecho:
Solo con Jesús podemos dejar un legado de bien para las demás generaciones. Lo que hacemos por él trasciende la eternidad. 

Ni el dinero, posición, experiencia, títulos, fama o prestigio, produce verdadera satisfacción. 

Estar con Jesús, servir a Jesús produce la mayor satisfacción personal y profesional que alguien pudiera desear. 

¿Estás listo para reunirte con tu Creador?

Sigamos orando por Cecy, Geovanny y Andrés mientras comienzan su nueva vida sin su papá. Oremos también por la familia de la Cruzada en El Salvador. Manuel era el director nacional interino hasta el día de su partida.

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